LUZ QUE GUÍA LA EXPERIENCIA
La iluminación es mucho más que una herramienta funcional en la arquitectura; es una aliada para crear atmósferas memorables. En el sector de la hospitalidad —hoteles, restaurantes, centros de bienestar y bares—, su rol se vuelve protagónico al influir directamente en las emociones, la percepción del espacio y la experiencia del huésped.


Cada punto de luz tiene el poder de recibir, orientar, inspirar o relajar al visitante. Desde que cruza la puerta principal hasta que se sienta a cenar o cruza un pasillo, la luz acompaña la experiencia como un hilo invisible que conecta funcionalidad con emoción. Estudios como el Consumer Review de Deloitte indican que un 25% de los viajeros pagaría más por experiencias personalizadas: la luz es clave para lograrlo. Aspectos clave para la selección de luminarias en espacios de hospitalidad.
Temperatura de color: Tonos cálidos (2700K- 3000K) para generar confort en vestíbulos y restaurantes; tonos neutros (3500K-4000K) en áreas funcionales como salones o circulaciones.
Distribución de la luz: Luz de acento para destacar elementos clave (como una mesa o un mostrador); difusa para crear atmósferas envolventes.
Eficiencia energética y mantenimiento: Uso de luminarias LED de alta calidad que reduzcan consumo y requieran poco mantenimiento.
Integración con el diseño arquitectónico: Las luminarias deben complementar el estilo del espacio, sin romper la estética ni ser invasivas.
EFICIENCIA Y EXPERIENCIA: CLAVES PARA ILUMINAR UNA HABITACIÓN DE HOTEL
Tras el primer contacto con el hotel, la habitación la que define la experiencia más personal del huésped. Este espacio, íntimo y reservado, no solo brinda descanso: refleja el nivel de detalle, el diseño y la promesa de valor del lugar. En este punto, la iluminación cobra un papel protagónico. Puede suavizar, resaltar o transformar por completo el entorno, especialmente cuando se apoya en soluciones que permiten regularla, automatizarla y adaptarla a cada momento. Hoy, diseñar la luz de forma consciente no solo mejora la experiencia individual; también optimiza recursos y refuerza el mensaje de una hospitalidad moderna, conectada con las expectativas de bienestar, diseño y eficiencia.
Una estrategia de iluminación eficaz implica ir más allá de lo decorativo. Se trata de acompañar las distintas actividades del huésped con recursos visuales que aporten funcionalidad y emoción. Para lograrlo, se recomienda combinar distintos tipos de iluminación:
Iluminación general: luz uniforme en toda la habitación para uso cotidiano y tareas operativas.
Iluminación para aseo personal: luz funcional en el tocador, complementada con luz de cortesía tenue para la madrugada
Iluminación para trabajar: luz directa y sin deslumbramiento en escritorios o mesas. Iluminación de cortesía: luz ambiental que guía al ingresar, resalta detalles decorativos y permite crear escenas relajantes.
El control de la iluminación permite adaptar el ambiente con solo un gesto: regular intensidades, automatizar encendidos o elegir escenas preconfiguradas mejora la experiencia del huésped y reduce el desperdicio energético. Así, la tecnología no solo aporta eficiencia, sino que refuerza la sensación de cuidado y modernidad que hoy marcan la diferencia.


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